En el corazón del Evangelio de Mateo, Jesús hace una declaración enigmática pero profundamente reveladora que ha suscitado reflexión y debate entre los creyentes y estudiosos de la Biblia durante siglos. Es la referencia a la señal de Jonás.
Pero, ¿qué significa exactamente esta señal?
Para entenderla, debemos sumergirnos tanto en el mensaje del Nuevo Testamento como en la rica historia del Antiguo Testamento. Si estás interesado en conocer las diferencias entre el Nuevo y el Antiguo Testamento, no dude en consultarlo aquí.
La historia de Jonás: 3 días y 3 noches dentro de un pez
El relato de Jonás se encuentra en el Antiguo Testamento, en el libro que lleva su nombre.
Jonás es llamado por Dios a ir a Nínive, una ciudad conocida por su corrupción y maldad, y anunciarle que será destruida debido a sus pecados. En vez de obedecer a Dios, Jonás huye en dirección opuesta, tomando un barco a Tarsis. Durante su viaje, una gran tormenta amenaza con hundir el barco, y los marineros, dándose cuenta de que Jonás es el culpable, lo lanzan al mar. Un gran pez enviado por Dios lo traga, y Jonás pasa tres días y tres noches en el vientre del pez antes de ser vomitado en tierra firme.
Esta experiencia transforma a Jonás, quien finalmente obedece a Dios y va a Nínive. Allí, predica con éxito el mensaje de arrepentimiento, y la ciudad es salvada de la destrucción. El paso de Jonás por el vientre del pez y su subsecuente liberación es uno de los episodios más dramáticos y simbólicos del Antiguo Testamento.
La Señal de Jonás en el Nuevo Testamento y su relación con el sacrificio de Jesús
En el Nuevo Testamento, Jesús hace referencia a la señal de Jonás en Mateo 12:38-41 cuando algunos escribas y fariseos le piden una señal para probar su autoridad. Jesús responde:
Una generación malvada y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás. Porque, como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches. Los hombres de Nínive se levantarán en el juicio con esta generación, y la condenarán; porque ellos se arrepintieron a la predicación de Jonás; y he aquí, mayor que Jonás en este lugar. (Mateo 12:39-41)
Esta declaración de Jesús es un reflejo de su misión y destino. Al igual que Jonás, Jesús pasaría tres días y tres noches en el corazón de la tierra, refiriéndose a su muerte, sepultura y resurrección. La señal de Jonás, entonces, es una prefiguración de la resurrección de Cristo, el acontecimiento culminante del cristianismo que testifica su divinidad y el cumplimiento de las Escrituras.
La Resurrección: El Centro de la Fe Cristiana
La referencia a la señal de Jonás subraya la importancia central de la resurrección en la fe cristiana. Como Pablo escribe en 1 Corintios 15:14, y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe. La resurrección de Jesús es la prueba suprema de su autoridad divina y de la validez de su mensaje de salvación. Es la piedra angular sobre la cual se edifica la iglesia y el fundamento de la esperanza cristiana de vida eterna.
La analogía con Jonás también resalta la importancia del arrepentimiento. Los ninivitas escucharon el mensaje de Jonás y se arrepintieron, y como resultado, fueron salvados. De manera similar, el mensaje de Jesús llama al arrepentimiento y a la fe en su sacrificio expiatorio. A través de la resurrección, Dios ofrece la redención a toda la humanidad, pero esta redención requiere una respuesta activa de arrepentimiento y fe.
Una Mirada Profunda a la Resurrección
El hecho de que Jesús estuvo en el corazón de la tierra durante tres días y tres noches también tiene un significado profundo. En la cultura judía, una parte del día se contaba como un día completo. Por lo tanto, aunque Jesús fue crucificado el viernes y resucitó el domingo, esto se cuenta como tres días en la tradición judía.
Esta correlación con Jonás resalta la importancia de los eventos de la Pasión de Cristo. La crucifixión, sepultura y resurrección son el cumplimiento de una tipología que se halla en el Antiguo Testamento. Jesús no vino a abolir la ley y los profetas, sino a cumplirlos (Mateo 5:17). La señal de Jonás es una de las formas en que vemos este cumplimiento en acción.
La Llamada al Arrepentimiento
La referencia de Jesús a la predicación de Jonás y al arrepentimiento de los ninivitas también es una llamada a su audiencia contemporánea para que se arrepientan. A pesar de las múltiples señales y milagros realizados por Jesús, muchos de sus contemporáneos continuaban exigiendo más pruebas y rechazando su mensaje. Jesús les advierte que los ninivitas, gentiles y paganos, se levantaron y se arrepintieron ante un mensaje mucho menos impresionante de Jonás. ¡Cuánto más deberían los israelitas arrepentirse y creer en el mensaje del Hijo de Dios!
Este mensaje sigue siendo relevante hoy en día. La resurrección de Jesucristo es la señal definitiva de su autoridad y divinidad, y nos llama a todos a responder en fe y arrepentimiento. Como cristianos, estamos llamados a reconocer la gravedad de nuestro pecado, a arrepentirnos y a confiar en la gracia salvadora de Dios manifestada en Jesucristo.
La Importancia de la Obediencia
Por último, la historia de Jonás también nos enseña sobre la importancia de la obediencia a Dios. A pesar de sus iniciales intentos de huir, Jonás finalmente obedece y su mensaje lleva al arrepentimiento y salvación de Nínive. La obediencia de Jesús, quien voluntariamente aceptó el sufrimiento y la muerte para cumplir la voluntad del Padre, es un ejemplo supremo para todos los creyentes. A través de su obediencia, Jesús abrió el camino para nuestra redención.
De manera similar, estamos llamados a obedecer a Dios y a seguir su llamado, apoyándonos en el ejemplo y la fuerza de Cristo. Nuestra fe no es solo una asunción pasiva de creencias, sino una vida activa de obediencia y dedicación a la voluntad de Dios.
Conclusión
La señal de Jonás es un símbolo poderoso y multifacético que nos señala hacia la resurrección de Jesucristo, el centro de nuestra fe. Nos llama al arrepentimiento, a la fe y a la obediencia. Esta señal es una recordatoria constante de la profundidad del amor de Dios y del asombroso poder de su redención. A través de la historia de Jonás y su cumplimiento en Cristo, somos llamados a una vida de transformación y fidelidad a nuestro Salvador resucitado.