La Coronilla a la Divina Misericordia es una oración profunda y poderosa revelada por Jesucristo a Santa Faustina Kowalska. Esta devoción es una manera hermosa de acercarse más a la misericordia infinita de Dios y de pedir por la súplica de nuestras necesidades y las del mundo entero. Como creyentes cristianos, es nuestra responsabilidad compartir y rezar esta coronilla para la salvación de las almas y la restauración de la paz en nuestros corazones y en el mundo. A continuación, te proporciono una guía detallada sobre cómo rezar la Coronilla a la Divina Misericordia.
Introducción a la Coronilla a la Divina Misericordia
La Coronilla a la Divina Misericordia debe rezarse con un Rosario regular. Esta oración fue enseñada por Jesús a Santa Faustina el 13 de septiembre de 1935 en una visión. Nuestro Señor le pidió a ella que la recitara todos los días y alentó a los demás a hacer lo mismo, prometiendo muchas gracias a aquellos que la rezaran con fe.
A través de esta oración, traerás a la humanidad toda a Mi misericordia. Reza siempre esta coronilla que te he enseñado (Diario, 476).
La Coronilla se suele rezar especialmente a las 3:00 p.m., la hora de la misericordia, que es el momento en que Jesucristo murió en la cruz por nuestra salvación. Sin embargo, puede recitarse en cualquier momento del día, individualmente o en grupo.
Pasos para rezar la Coronilla a la Divina Misericordia
1. La Señal de la Cruz
Comienza la oración haciendo la Señal de la Cruz:
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
2. La Oración Inicial
En la primera cuenta del rosario, recita la siguiente oración:
Padre Nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén.
3. El Ave María
En la segunda cuenta del rosario, recita la oración del Ave María:
Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo; bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
4. El Credo de los Apóstoles
En la tercera cuenta del rosario, recita la oración del Credo de los Apóstoles:
Creo en Dios, Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de los muertos y la vida eterna. Amén.
5. La Oración de la Misericordia
En la cuenta grande antes de cada década, recita la siguiente oración:
Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad de tu amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, como propiciación de nuestros pecados y los del mundo entero.
6. La Oración para Pedir Misericordia
En las cuentas pequeñas del rosario, recita las siguientes palabras diez veces:
Por Su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.
7. El Galardón
Al finalizar las cinco décadas completas, recita tres veces:
Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero.
8. Oración Final (Opcional)
Podemos concluir con la siguiente oración, que es una invocación tradicional de la Divina Misericordia:
Oh Dios Eterno, en quien la misericordia es infinita y el tesoro de compasión inagotable, vuelve a nosotros tu mirada bondadosa y aumenta tu misericordia en nosotros, para que en momentos difíciles no nos desesperemos ni nos desalentemos, sino que con gran confianza nos sometamos a tu santa voluntad, que es el Amor y la Misericordia mismos. Amén.
Consejos para Rezar la Coronilla a la Divina Misericordia
Para aprovechar al máximo esta devoción, es importante rezarla con fe, humildad y entrega. Aquí algunos consejos:
- Reserva tiempo: Busca un momento del día en que puedas rezar sin interrupciones. Como mencionamos antes, las 3:00 p.m. es una hora especial.
- Ambiente de oración: Crea un ambiente propicio para la oración. Un lugar tranquilo, con una vela o una imagen de Jesucristo o la Divina Misericordia puede ayudarte a concentrarte.
- Intención: Ofrece cada coronilla por una intención específica: perdón de los pecados, conversión de los pecadores, por los moribundos, por las almas del purgatorio, por la paz en el mundo, o por tus propias necesidades y las de tu familia.
- Confianza: Reza con confianza, creyendo en las promesas de Jesús y en Su infinita misericordia. Recuerda que cada palabra pronunciada con fe tiene un eco en el corazón de Dios.
La Importancia de la Devoción a la Divina Misericordia
La devoción a la Divina Misericordia nos lleva a comprender el gran amor que Dios tiene por nosotros y su deseo de perdonarnos y sanarnos. Esta devoción, expandida por el Papa San Juan Pablo II, juega un papel crucial en la comprensión del significado profundo de la misericordia en nuestras vidas diarias.
Jesús le dijo a Santa Faustina:
Los rayos de la misericordia me queman; quiero derramarlos sobre las almas humanas. Oh, qué dolor me causan cuando no quieren recibirlas. Hija Mía, haz lo que esté en tu poder para difundir la devoción a Mi Misericordia. Yo haré lo que les falta… (Diario, 1074).
La coronilla es un canal mediante el cual podemos recibir estas gracias y ser mediadores de la misericordia divina para el mundo, especialmente en tiempos de sufrimiento y necesidad.
Conclusión
Rezar la Coronilla a la Divina Misericordia es un acto de fe y amor hacia Dios. Es un tiempo de encuentro profundo con su ternura infinita. En un mundo lleno de incertidumbres y dolores, esta devoción nos ofrece una imponente fuente de paz y consuelo. Te invito a integrarla en tu vida diaria, a difundir su práctica entre tus familiares y amigos, y a confiar siempre en la infinita misericordia de nuestro Señor. Que Dios te bendiga abundantemente y que la Divina Misericordia ilumine tu camino cada día.