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El Concepto de Diezmo en el Nuevo Testamento

By Editor May13,2024
An ancient Middle Eastern marketplace scene where early Christian apostles discuss the concept of tithing with a diverse group of attentive listeners, set against a backdrop of rustic stone buildings

Introducción al Diezmo en el Contexto del Nuevo Testamento

El concepto de diezmo, que implica la donación de una décima parte de los ingresos, ha sido una práctica extendida y significativa dentro del cristianismo, y sus raíces se remontan al Antiguo Testamento. Sin embargo, al analizar el Nuevo Testamento, observamos un enfoque y una interpretación diferentes que merecen un estudio detallado para entender el papel que el diezmo desempeña en la vida de los creyentes bajo la nueva alianza en Cristo.

El Diezmo en el Antiguo Testamento

Antes de abordar el Nuevo Testamento, es esencial entender el contexto del diezmo en el Antiguo Testamento. Originalmente, el diezmo era una práctica instituida por la Ley de Moisés, entregada a los israelitas como un mandato para apoyar a los levitas y los sacerdotes, quienes no poseían tierras propias y dependían de estas contribuciones para su sustento (Números 18:21-24). Este acto también enseñaba a los israelitas a confiar en la provisión de Dios y reconocerlo como la fuente de todas sus bendiciones.

Referencias en el Nuevo Testamento

En el Nuevo Testamento, la práctica explícita del diezmo no es predominantemente discutida, y solamente es mencionada en algunos contextos específicos. Uno de los ejemplos más notorios es el de Jesús hablando con los fariseos en el libro de Mateo 23:23 y Lucas 11:42. Jesús critica a los fariseos por su legalismo, indicando que, aunque se preocupan meticulosamente por el diezmo, han descuidado los aspectos más importantes de la ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esta crítica resalta la tendencia humana a priorizar la legalidad sobre el corazón de la ley.

El Enseñanza de Jesús y el Diezmo

Jesús, en sus enseñanzas, no estableció un mandato específico sobre el diezmo para sus seguidores. Sin embargo, enfatizó la importancia de la generosidad y el sacrificio personal. La invitación de Jesús a sus discípulos de dejarlo todo por seguirlo implica un compromiso total, no solo un porcentaje. Este enfoque hacia una entrega total puede verse reflejado en su enseñanza sobre la ofrenda de la viuda, donde valora la entrega total de lo poco que tenía sobre las grandes cantidades contribuidas por los ricos (Marcos 12:41-44).

Implicaciones para los Creyentes Contemporáneos

Lo que el Nuevo Testamento enfatiza es la generosidad movida por el amor y la fe más que el cumplimiento de normativas específicas. El apóstol Pablo, al hablar de la colecta para los santos en Jerusalén, invita a la iglesia a dar según haya prosperado, no de manera obligada sino como resultado de un corazón dispuesto (2 Corintios 9:6-7). Esto resalta la idea de que la generosidad debería nacer de un deseo genuino de ayudar y contribuir a la obra de Dios, más que como una obligación legal.

La Práctica del Diezmo Hoy en Día

Muchos creyentes y congregaciones continúan practicando el diezmo como una disciplina espiritual, viéndolo como una forma de honrar a Dios con sus primeros frutos y confiar en su provisión. Sin embargo, es crucial que esta práctica no se convierta en un acto legalista, sino que se enfoque en la fe y la adoración, asegurándose de que el corazón del creyente esté alineado con los principios del amor y la generosidad que Jesús enseñó. La decisión de diezmar debe venir acompañada de una reflexión sobre lo que significa ser un dador generoso y alegre en el contexto del Nuevo Testamento.

Conclusiones

En resumen, mientras que el diezmo no es prescrito con la misma especificidad en el Nuevo Testamento como en el Antiguo Testament, el principio de generosidad y entrega total a Dios y a los demás continúa siendo de suma importancia. La enseñanza de Jesús y los apóstoles se centra en el corazón y la disposición del creyente al dar, reflejando verdaderamente el carácter de quien da todo generosamente por amor a Dios y al prójimo. Al final, lo esencial es que cada creyente busque la guía del Espíritu Santo en sus contribuciones, garantizando que reflejen el amor y la generosidad que fluyen de un corazón transformado por Cristo.

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