Mateo 5:44, 46-47: Un Llamado al Amor Incondicional
El Evangelio según Mateo, en el capítulo 5, es una parte fundamental del Sermón del Monte que Jesús dirigió a sus discípulos y a las multitudes que le seguían. Dentro de este capítulo, algunas de las enseñanzas más profundas y transformadoras sobre el comportamiento humano y la espiritualidad se encuentran en los versículos 44, 46 y 47.
El Mandato del Amor
En Mateo 5:44, Jesús pronuncia una orden que desafía a sus oyentes y a los lectores de todas las épocas a elevar su ética personal y comunitaria: Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos y orad por los que os persiguen. En un mundo donde la venganza y el odio eran —y siguen siendo— respuestas comunes al maltrato, Jesús propone una actitud radicalmente diferente. Este mandato no solo es un reto a nivel personal, sino que también tiene implicaciones comunitarias y sociales. Jesús sugiere que el amor genuino trasciende los límites naturales del afecto por amigos y seres queridos e incluye incluso a aquellos que nos desean mal.
Una Llamada a la Reflexión
En los versículos 46 y 47, Jesús continúa su enseñanza cuestionando los motivos y la profundidad del amor que se siente hacia otros: Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos? Jesús está llamando a sus seguidores a una reflexión seria sobre la calidad y el alcance de su amor. Amar solamente a aquellos que nos aman es, en su juicio, un amor común y corriente, similar al de aquellos que son vistos como pecadores en la sociedad de su tiempo.
Los publicanos, a quienes Jesús menciona como ejemplo, eran recaudadores de impuestos para el Imperio Romano y, frecuentemente, eran odiados y considerados traidores por sus compatriotas judíos. Al usar este ejemplo, Jesús subraya que la verdadera nobleza del amor cristiano se expresa en el amor sin fronteras. El maestro enseña que el amor debe ser un vehículo para la paz y la reconciliación que trasciende las divisiones humanas.
El Impacto del Amor Incondicional
Jesús concluye su enseñanza haciendo una pregunta retórica para enfatizar su punto: Y si saludáis solamente a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles? La alusión a los gentiles, aquellos que no pertenecen al pueblo judío, pone de relieve la necesidad de ir más allá de los límites culturales y religiosos en el ejercicio del amor y la hospitalidad. Esta universalidad del amor es un elemento central del mensaje cristiano, que convoca a todos a ser generosos y misericordiosos sin expectativas de recompensa o reciprocidad.
Finalmente, el llamado de Jesús en Mateo 5:44, 46-47 nos invita a revisar constantemente nuestro comportamiento y actitudes hacia los demás, señalándonos un camino de amor que no solo busca la santidad personal, sino también la transformación del mundo mediante actos de bondad y perdón. Este amor incondicional no es simplemente una emoción, sino una decisión diaria de vivir según los altos estándares espirituales que Jesús enseñó.